lunes, 21 de diciembre de 2009

It always rains when someone dies in my heart.

ella.

Empieza y termina.


Qué empieza?... y qué es lo que termina?
Es la vida.


He aprendido a aceptarla, quizá después de experimentar el sentimiento que genera perder al ser que se creía inmortal. Murió, murió ella... y lo acepté. Un año atrás murió alguien en circunstancias tan extrañas que tuve que aceptarla y la vi como un ángel que partió, que vino a dar tanto que ya no había más que pudiera dar en estos territorios, y se fue para continuar con su misión en otro lugar. Lo acepto porque son muertes ocasionadas por fallas biológicas. El cuerpo no es eterno.

Unos llegan y otros se van, es que es necesario... y justo. Si no... cómo entraríamos todos en los pocos continentes que tenemos?

La vida viene... la vida va.

Y en uno de esos vieneyvá llegó la muerte de una más. Y la acepto. La comprendo y la veo como algo mejor. Más allá de esta realidad concreta en la que ella no reconocía un rostro, en la que no se reconocía ni a sí misma, está una realidad etérea... y ahí, seguramente tiene conciencia de que sus hijos la quieren, de que su casa era hermosa... de que su nieta se llama Daniela.


Muerte. Afortunada, inoportuna, adecuada, necesaria, incescrupulosa, absurda, dolorosa... tantas cosas!

Qué adjetivo calificativo le queda mejor? todo dependerá del contexto. En este caso creo que ninguna de las anteriores, me gustaría decir que estoy ante la presencia de un caso inexpresivo e inoportuno con alusión a lo inesperado. De un regalo para ella, de la liberación de la cárcel que pagaba su mente...