martes, 13 de diciembre de 2011

Y no me olvido

Una vez más hago referencia al tiempo, a ese que pasa y pasa y que trae consigo alegrías, pesares, desesperanzas, oportunidades, experiencia... Deja con su paso recuerdos, momentos, instantáneas de la memoria.

Y ahora recuerdo, siempre recuerdo. Hoy pienso en una piel suave, en un lienzo blanco lleno de tinta negra y roja. En espejuelos delante de unas ventanas verdes, en el marco negro y tupido de un rostro fino y sonriente. Pienso en unas manos, delgadas. Recuerdo una risa tonta y pegajosa, unas palabras inventadas.

Momentos. Café y buenos días. Cerveza y buenas noches. Condimentos, ají, huevos y tostadas. Galletas María con chocolate. ¿Una película o una fiesta? La fiesta, siempre la fiesta. La risa, la tranquilidad y la irresponsabilidad de no pasar de 25. El no sé pero no me importa, el ya me voy y el nomadismo dental. En todo eso sí. En tantas cosas.

Pienso en tantas personas que han pasado por mi vida, en lo malo que ahora ya no es tan malo y en lo bueno que siempre será bueno. En mi vida que ahora es otra, otro país, otro clima, otra hora, otra escencia.

Tuve que pasar por mucho... mucha belleza y mucha rareza, nada especialmente malo como para sentir que "he pasado por tanto"... y aquí estoy, feliz, sonriente, ilusionada y dedicada.

Hoy especialmente recordando, sí. Dedos finos y ojos verdes.







miércoles, 21 de septiembre de 2011

El instante

Ese momento, ese instante... puede ser compartido aún en la inmensidad de esta distancia, todavía en el inalcanzable tiempo que nos separa... en mi hoy que para ti es mañana.

Momentos de deseo y de espesor, partículas de olor del pasado y ganas de saborear el futuro casi inmediato.

Un toque suave y delicado.

La casualidad -causal- de las sensasiones nos sorprende en un respiro que nos deja sin aliento, nos detiene en un placer inmensurable y nos une en un no-mundo del no-tiempo.




jueves, 25 de agosto de 2011

Sis...

De nuevo nos despedimos, una vez más nos decimos adiós sin un 'hasta mañana'. En esta oportunidad fue tan fugaz que me quedé como con ganas de ponerle puntos suspensivos a la despedida, esperando que después del descanso de la noche pudiéramos volver a reunirnos.

No nos veremos en noviembre, no. Este enero no será nuestro como los dos eneros anteriores. Así sucede, el mundo se nos hace pequeño tantas veces... pero otras se nos convierte en una inmensidad incalculable.

Nos volveremos ver, sí, claro, eso lo sabemos. Volvimos a ver cómo el amor que nos une es tan profundo y tan verdadero. Tan sincero y sin esfuerzo.

Te extrañaré a montones, Niña ... y como te dije, de seguro más adelante compartiremos nuestra vida muy de cerquita. Nos acompañaremos a hacer nada, nos llamaremos para acordar el encuentro de la tarde. Nos tomaremos el café de la mañana o el de media tarde.

Me quedo triste y nostálgica pero agradecida y con una sonrisa calma en el rostro por haber podido volver a verte.

sábado, 6 de agosto de 2011

Ojo por ojo...


Y así nos vamos recomponiendo. Armándonos como si fuéramos partes de un rompecabezas. Las imágenes son lo suficientemente útiles como para no permitirle engaños a la memoria.



Los ojos, la boca, pedazos de cuerpo desmembrado.

Mi pie, tu pie... tu pie, el mío.





jueves, 28 de julio de 2011

The Shining

Este tipo si que era sexy. Así, con su cara de psicópata.

domingo, 24 de julio de 2011

Arroz con leche

Pasión, te necesito.

Amor, ven a mí una vez más.
Alguna vez llegaste y te escapaste de mis manos,
te fuiste de mi corazón
y me dejaste el alma sola.

Alegría y risa
comprensión y compasión
amistad.
Compañía.

De ti lo quiero....
por ti me espero.

viernes, 24 de junio de 2011

Una vez más.

(leer mientras esto suena: http://www.goear.com/listen/1f81292/november-azure-ray)

Y en todo hay intensidad,
y en la intensidad estoy yo
...y en mí están tus manos.

Tus manos que recuerdo.
Delgadas.

En tu cuerpo está la sensualidad,
el momento,
el instante.

Tu desaparición y aparición.
Tu combustión espontánea.
Nostalgia desmesurada e injustificada.
La tristeza de otros hoy es parte de mí.

Las palabras, la sangre,
las fotos, la vida.

El amor y el desamor que vienen y van.
La alegría desbordada, la incertidumbre agotadora.

Pedazos de mi vida descompuestos
y comidos por las moscas.

Un rompecabezas por armar se ve en la distancia,
en la corta distancia.

El tiempo, mi karma.

La música, mi calma,
mi exaltación,
mi nostalgia inducida.

jueves, 23 de junio de 2011

San Corpus Juan Christi


Algunos dicen que cada 50, otros que cada 100... yo me creo el cuento de que es cada 90. Cospus Christi y San Juan coincidieron este año y a Naiguatá me fui a ver cómo lo celebraron.

Después de comerme la arepa de reina pepiada menos reina pepiada del mundo (estaba buenísima pero eso era ensalada de gallina, no reina), llegué a Naiguatá en compañía del grupo de Fotografía antropológica de la ONG. Entramos en una casa en la que fuimos bienvenidos e invitados a subir para ver algo de la ropa y máscaras para la fiesta que se celebraría en unas horas.

Comenzamos a subir por el pueblo, donde en cada abasto o kiosco donde preguntábamos por agua, nos decían que solo tenían cerveza. Conversamos con la gente, visitamos la casa donde tenían el altar de San Juan, y la gente, confusa, nos decía que no sabían muy bien cómo harían al momento de celebrar, porque había diablos que también eran sanjuaneros (que tocan los tambores), así que ahí, en la planificación no planificada irían viendo.

El sol picaba, la humedad sofocaba, pero la cerveza aliviaba. Vimos el primer diablo a las nueve de la mañana, un niño emocionado con el vestuario ya puesto y sus campanas colgando de la cadera - Es interesante saber que estos diablos son los únicos que no solo hacen sus máscaras sino que pintan con diseños muy coloridos la ropa que usan para la fiesta, también llevan colgadas campanas en sus caderas que suenan al unísono de sus zapateados sobre el asfalto al rededor de la Plaza Bolívar.

Tomamos fotos, seguimos conversando. Sonó el toque del Cajero y todos bajaron corriendo desde la parte más alta del pueblo a unirse a la fiesta.

Explosión de color, baile, movimiento. Los diablos comenzaron a hacer sus promesas, a moverse arrodillados en sentido a la iglesia - que guardaba sus puertas cerradas, los diablos no entran a la iglesia sino antes, sin las máscaras y sin las ropas coloridas, a recibir la misa.

De repente la confusión: ¿Cómo será el asunto con San Juan? Vimos los tambores pero no sabíamos cómo sería. Entonces se detiene por un momento el acto de los diablos y comienza el repique de los tambores de San Juan. Tun tun tun tun... late el corazón fuerte al ritmo de la percusión. Todos bailan y alzan pañuelos rojos al aire. Son 15 minutos de "BUEN DÍA... SAN JUAN"... las máscaras se levantan y se ven al voltear la mirada. Estuvimos en medio de ambos, tambores y máscaras.

Volvimos al Corpus Christi...

Una chica fue poseída por el diablo antes de pagar su promesa. Lloraba, gritaba. Debieron llamar al Diablo mayor para ayudarla, le leían estampitas con oraciones, le echaron agua bendita y la sacaron del trance en el que había entrado.

Se nos hizo repetitivo y nos fuimos antes de que el sol nos calcinara las neuronas, pero no sin antes comernos un helado de mantecado con un oculto sabor a coco y sirope de dulce de leche - por 5 bolívares - que nos endulzó la partida.

De regreso a Caracas disfrutamos de conversaciones amigables, una caminata por la Avenida Victoria, un shawarma mixto y... de postrecito unos frutos secos comprados en bolsitas por gramo, nos disfrutamos un pedacito de ciudad antes de irnos a descansar.

Buen día este.

viernes, 17 de junio de 2011

-liza.tú.

En la medida en que pasan los días -tan rápidos como le pasan los instantes a las cosas dentro de una centrífuga- se repite en mi cabeza, una y otra vez, la palabra "verbalízate".

¿Qué me quiere decir mi subconciente con esto?

Hoy llegué a la conclusión de que lo que quiere decirme es que tome acción: verbo es acción.

Y sí, definitivamente engaño a mi mente, mantengo mi cuerpo activo, no paro, voy de un lado al otro... y aún así, dejo de lado lo que me atañe.

Me lo repito tanto que ya causa gracia. Pero, ¿qué importa?

"Verbalízate, verbalízate".

lunes, 6 de junio de 2011

- So, how was your weekend?

- It was gooood.

lunes, 30 de mayo de 2011

Las nubes



Por el día soleado.
Por haberme acercado un paso más hacia la meta.
Por las miradas de aceptación.
... También por la música... por 8tracks.
Por mi cámara guardada y vuelta a sacar a la luz.
Por mi mascota que aún me acompaña, por el amor que otra le dio a mi familia (y lamentando que ya no pueda dárselo más).
Por los deseos de cercanía.
Por la comprensión de que todo cambio trae consigo aspectos positivos.

...Por los cúmulos, los nimbos y los cirros: las nubes.


domingo, 8 de mayo de 2011

Chicharras y sapos

Cuando tenía uno me hacías caminar sobre la grama irregular de aquel jardín caluroso del campo petrolero que tan felices nos hizo a todos durante mis primeros cinco años de vida. A los cuatro me dabas nísperos y mangos que arrancabas de las matas de la casa. A los cinco me comprabas Rockolate y malta, la misma que usaste para ayudarme a sustituir la leche materna… ahora entiendo el porqué de mi volumen curvado. Me enseñaste a divertirme con más que muñecas. Me diste a Robert y a Roberto, los sapos que saltaban por todo el patio y yo perseguía hasta agarrarlos con mis manos. Aprendí qué era un congorocho y un guasarapo. Los congorochos se enrollaban cuando los tocabas y si los pisabas muy fuerte, crujían… tenían como cien paticas, ¿será por eso que les dicen ciempiés? Los guasarapos eran los hijos de Robert y Roberto que andaban nadando en los pocitos de agua estancada que se hacían en la parte de atrás de la casa. Me amarraste varias chicharras a pabilos para que jugara con ellas (puede sonar cruel pero a mí, de pequeña, me encantaba creer que eran mini papagayos). Me hiciste creer que esas maticas – que aún no sé cómo se llaman – en verdad se dormían si las sobaba y al mismo tiempo les decía “duérmete, duérmete”. A los ocho me comprabas un reloj de goma nuevo cada fin de semana a la salida del metro; no sé qué hacía con ellos pero tú siempre me complacías dándome uno de un color distinto cada vez. Recuerdo mi favorito, era morado con blanco… daba la hora digital. A los tres y cuatro me llevabas a la parte de afuera de la clínica de la ciudad donde vivíamos, el Centro Médico de Cabimas, y me comprabas una palmerita, de esas grandes… y la sacaban de una cesta plástica azul y la metían en una bolsa de papel marrón. Tú pedías para ti una bolsa de tostoncitos. A los diez… malvados diez… me interné en tu casa y luchaste una batalla de dos semanas contra los piojos. La ganaste. No recuerdo la edad… pero cuando me dio lechina me bañaste con agua de hojas de “Cola de ratón”, me pusiste pañitos húmedos en la frente para aliviar la fiebre y, de nuevo, cuando me sentí mejor, me premiaste con una palmerita. Todas las navidades me regalaste pantaletas, hubo una en la que me regalaste una pulserita y un anillo que hacían juego. Los 31 me llenabas la ropa de lentejas crudas, y en la noche, al llegar a casa y desvestirme en el baño, salían de mi ropa interior y terminaban en el piso, haciéndome sonreír y recordar la noche. A los quince me seguías preparando jugo de mango a pesar de que te decía que estaba a dieta. Me continuabas guardando la maltica al final de tu nevera, escondida de los ojos de los demás. Me dejabas pellizcar tus brazos arrugados para ver cómo la piel se tardaba unos segundos en volver a su lugar, me permitiste fotografiar tus manos y tus pies… y hacerte el retrato más bello de todos. A los diecinueve me consolaste con palabras sabias cuando lloré por primera vez por un hombre. A mis veinte te fuiste, pero me diste la oportunidad de darte un abrazo de despedida días antes. La última vez que hablamos por teléfono me dijiste “Yo sé que estás lejos, pero yo te escucho cerquiiiita”.

Cómo olvidarte Mamá, Mamá Micaela, Mamacaela… ¡Mamacandela! Felices 95 y… ¡Feliz día de las madres!

sábado, 16 de abril de 2011

"Cuando me amé de verdad..."

Hoy para mi fue realmente oportuno encontrarme con las líneas que copiaré a continuación:

Cuando me amé de verdad comprendí que, en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta, y en el momento exacto. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre: Auto-estima.

Cuando me amé de verdad pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional no son sino una señal de que voy contra de mis propias verdades. Hoy sé que eso es Autenticidad.

Cuando me amé de verdad dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama Madurez.

Cuando me amé de verdad comencé a percibir cómo es ofensivo tratar de forzar alguna situación, o persona, solo para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o la persona no está preparada…inclusive yo mismo. Hoy sé que el nombre de eso es Respeto.

Cuando me amé de verdad comencé a liberarme de todo lo que no me fuese saludable… Personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio, mi razón llamó esa actitud egoísmo. Hoy sé que se llama Amor Propio.

Cuando me amé de verdad dejé de temer tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé que eso es Simplicidad.

Cuando me amé de verdad desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Hoy descubrí la Humildad.

Cuando me amé de verdad desistí de andar reviviendo el pasado y de preocuparme con el futuro. Ahora me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez, y eso se llama Plenitud.

Cuando me amé de verdad percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene una gran y valiosa aliada. Todo esto es Saber vivir.

No debemos tener miedo de confrontarnos, hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Charles Chaplin.


Y entonces veo que no me he amado de verdad, no sabía qué era eso que sucedía conmigo de querer forzar las cosas o a las personas, pensé que eran los demás quienes no querían complacerme por ser egoístas... ahora veo que no es más que un reflejo de mi inmadurez. Le temo a tener tiempos libres, a estar sola. Me preocupo demasiado por el futuro y revivo demasiado el pasado... y mientras hago eso me olvido del presente, que es en el que debo trabajar para alcanzar lo que quiero de mí misma; no sé concentrarme ni sé sentirme plena con lo que estoy viviendo que, viéndolo objetivamente y desde afuera, es realmente maravilloso. Soy afortunada entre muchos y aún así me quejo y lloro sin necesidad. Debo aprender de las palabras que acabo de leer, que me han llegado a lo más profundo de la razón. Ha llegado el momento de crecer y de dejar de esperar de los demás.

...Ha llegado el momento de ser la que debo ser, por mi propio bien.

lunes, 28 de marzo de 2011

La gente es bella cuando quiere.


Eres bello porque quiero.


No te vayas.


Ven.


Vete.


Soy bella cuando quiero: "Eres bella porque quieres".

El naufragio.

Todo estaba destinado a hundirse y aún así, ver el mástil entrar al agua es una sensación profunda y triste.

El uso adecuado del lenguaje en este momento quizá sea lo más difícil. Preposiciones se confunden; verbos, sustantivos y adjetivos son la misma cosa. Se hunde, se hunde el barco.

Todos los que estuvimos a bordo hicimos lo imposible. Supimos, cuando tuvimos que dejar caer los botes salvavidas, que todo estaba perdido. Ninguno logró montarse y escapar de la tormenta que nos venía encima.

Más que una tormenta agresiva fue una lluvia perenne. Hubo días soleados y hermosos. Hubo juegos en la orilla del mar, noches estrelladas con cielos despejados. Persistía la lluvia.

Todos a bordo aprendimos a usar el impermeable y seguir con nuestras tareas, fue como si la lluvia se nos hubiera olvidado. Dejamos de prestarle atención hasta que nos dimos cuenta de que la madera absorbió más de lo que debía, se humedeció y se volvió débil. Y entonces llegó el momento, ya los arreglos y remaches dejaron de ocultar los daños en cubierta. Ya nadie quiso poner un clavo más.

Empezó a hundirse el barco... y tristemente lo vimos irse.

sábado, 12 de febrero de 2011

Yo solo quiero volver a ser yo. Eso. Yo.

lunes, 17 de enero de 2011

Colofonia

-Me voy con el circo, ¡voy a trabajar en el circo!

Así fue como lo decidí, solo salió de mi boca la frase y empecé a hacer mis maletas, me uniría al circo de acróbatas que esa tarde llegaba a Cracovia. No había vuelta atrás, ni mi padre, con sus 112 Kg de musculatura, lograría impedir mi partida.

Podría pensarse que tener 16 años y viajar por el mundo sería lo más divertido, pero una vez en el tren - literalmente- las cosas son distintas. Pasé dos años viajando, de ciudad en ciudad, de espectáculo en espectáculo... de vida en vida. Cada lugar, vida nueva. Los acróbatas, músicos, productores, vestuaristas, maquilladores y entrenadores rotaban constantemente... y yo seguía ahí, a los 18 ya me sentía una vieja. Mi lenguaje ya no era bocalmente articulado, mi cuerpo hablaba por mí, mis ojos veían lo que debía hacer para la presentación y mis extremidades lo copiaban. Hablaba con pocos porque no lográbamos entendernos, me comunicaba con sonrisas, ademanes y reverencias. Con gracia, siempre con mucha gracia.

En uno de mis pocos días libres, estando en París, decidí ir a ver el show de otro circo. Al entrar los colores me dejaron maravillada, las luces crearon universos paralelos en mi mente, la música vibró por todo mi cuerpo. Una decisión nueva fue pronunciada por mis labios: Me uniré a este circo.

No sabía cómo hacer, la seguridad hacía que hablar con alguna persona de la organización fuera imposible. Así que decidí quedarme en París, no montarme en el siguiente tren rumbo a Alemania y buscar la manera de formar parte de ese nuevo mundo.

Con los ahorros que tenía alquilé una habitación en un hotel cerca de la estación más próxima donde se encontraban las instalaciones base del circo. Era de ahí, de París. Comí bien, me di la oportunidad de conocer la ciudad, de perfeccionar el francés (una amiga del circo me había estado enseñando) y de conseguir un trabajo en una galería de arte. Un día yendo a la galería vi en las paredes del metro una convocatoria a las audiciones para el Circo. ¡No podía creerlo!

Fui seleccionada, la verdad es que no se me hizo difícil, no estaba nerviosa, sentí como si estuviera ensayando en casa. En 2 semanas más ya me encontraba sentada en un avión (mi primera vez en uno) rumbo a Barcelona. Todos esos días previos habíamos practicado, había conocido gente nueva... mi vestuario era increíble, tenía mucho brillo, distintos colores que se mezclaban con las luces del show.

Una de las cosas maravillosas de este nuevo circo es que la música era interpretada en vivo, no como en el anterior, que teníamos 20 discos que se repetían una y otra vez con el pasar de los meses. No me había dado la oportunidad de conocer a los músicos, ¡es que éramos tantos!, pero una tarde en el almuerzo me senté con ellos. Estaba acostumbrada a no hablar sino a esperar reconocer alguna lengua que pudiera hablar, o al menos entender. No pude entender nada, pero nos sonreímos todos, fueron muy amables conmigo, supongo porque era la única mujer sentada en su mesa. Hubo uno en particular, Nikola, cuya mirada sonrojó mi rostro. Es a él a quien le debo toda esta historia.

El violinista serbio, como me gustaba decirle en mis sueños despierta para darle un toque más romántico a lo nuestro, se ideó una rutina nueva al llegar a los ensayos solo para verme, caminaba el doble de lo que normalmente caminaba para llegar a su estación, y yo practicaba y fingía no ver que pasaba frente a mí. Nos saludábamos tímidamente en días intermitentes, y yo imaginaba situaciones entre nosotros, conversaciones, citas en un parque o un café. Me imaginé sus manos en mi cintura, el olor de su respiración, la textura de sus labios... Pero nada de eso estuvo cerca de la realidad. En la concreción de la cercanía todo estuvo mejor, todo tuvo un sabor dulce con ácido... de esos que hacen agua la boca.

La primera vez que nos vimos fuera del circo fue en un tren yendo a un pueblo cercano a Barcelona, yo quise ir a conocerlo y no sé si casualmente él también, pero ahí lo encontré en el primer vagón, sentado en uno de las mesas, con la luz del día cruzándose en su pelo negro y haciéndolo ver más claro, con sus ojos oscuros y su escencia de músico sabio. Me senté junto a él y pasamos todo el viaje conversando de todo lo que los 45 minutos nos dieron oportunidad de hablar. Paseamos por Cadaqués, aprendimos sobre Dalí y nos tomamos un par de fotografías, tímidos. Regresamos a la ciudad y empezamos a compartir cada momento libre que encontrábamos juntos.

Me enseñó algunas palabras en serbio y yo él algo de polaco, hablamos juntos en francés y por la calle aprendimos un poco de español. Aprendí sobre música y él sobre las capacidades del cuerpo para volar sin alas. Mi cintura estuvo entre sus manos y su pelo entre mis dedos. Nos volvimos realistas y discutimos, nos gritamos con toda la fuerza que nos proporcionó nuestros pulmones. Y nos volvimos a hablar con cariño, nos hicimos promesas e ideamos escenarios en los que pudiéramos estar juntos.

El fin de la gira estaba por llegar y las promesas se convirtieron en preguntas. Él debía ir a otra ciudad, yo debía quedarme un tiempo más en Barcelona. De nuevo, fuimos realistas y discutimos, nos gritamos con toda la fuerza que nos proporcionó nuestros pulmones. Llegó la noche anterior a su partida y, sin notarlo, nos hablamos con cariño.

Me quedé pensando en lo que pudo haber sido. Él me espera, mantiene sus promesas... y yo conservo mis preguntas. Recibo sus cartas y suspiro, pensamos uno en el otro todos los días. De todo lo sucedido me queda una pofunda satisfacción, una eterna alegría, viví un romance de cuento, con bailarines, luces, música, colores, acróbatas y un músico... el romántico violinista.

jueves, 13 de enero de 2011

La (no) loca de mierda.

¿Saben qué se me hace jodidamente difícil? Hablar concientemente sola. Es un peo.

Una cosa es ir manejando y que se atraviese alguien inesperadamente y diga: "¡Coooño, pana, ¿tú no ves?", o que haya olvidado algo en casa y lo recuerde cruzando la calle mientras me llevo una mano a la frente: "¡Veeerg... el paraguas!". Y así me puedo pasar la vida hablando sola accidentalmente. Pero cuando se trata de querer jugar a la intensa que imita a La loca de mierda... no me sale.

Quiero dármelas de la graciosa, pero no lo soy, me sale falso. Quiero hacer videos para expresar críticas a la sociedad, para contar anécdotas o hablar de mi psicosis controlada... y no me sale. Quiero hacer videos para juntarlos con los de Claudia y seguirnos divirtiendo en la distancia... pero no, no tengo madera de habladorasolafrentealacámara. Y ni siquiera con una cámara... es que hoy en mi cuarto quise hablar sola sobre algo que me está martillando la cabeza y no pude, me siento falsa e inventada.

Será mejor seguir escribiendo, re-retomar el hábito... que aunque nadie me lea, yo me entretengo.

La dicha

Cuando la vida quiere mandarme hadas benévolas... lo hace.

Aquí estaba yo, sentada frente a mi computadora redactando el proyecto de tesis y justo en el apartado donde debo detallar las técnicas de investigación que utilizaré para mi trabajo me di cuenta de que había olvidado los nombres de las mismas, y que además debía definirlas, así que si las recordaba o no por nombre, debía recurrir a algún manual.

Recordé una materia que vi en 2do semestre que se llama Técnicas de investigación documental y me dije: "Maldición, dónde estará ese cuaderno? yo todo eso lo doné a la escuela... qué mala vaina, por qué lo hice?".

Me fui a mi biblioteca y por no dejar quise empezar a revisar. Primer cuaderno: Técnicas de investigación documental. "YES!!!!"