Debería existir alguna regla tácita universal entre humanos que regule cuánto tiempo es permitido mantener el contacto visual entre las personas, sobre todo con desconocidos o personas incómodas, como por ejemplo, un profesor. Las miradas expresan mucho, sí. Pero no siempre resulta agradable que alguien te vea a los ojos por más tiempo del absolutamente necesario. Al caminar por la calle pasa... pasa que la gente te ve... y tú la ves. Si es un chico guapo... pues bienvenida sea su mirada, pero no sé por qué a mi me da vergüenza y asesino el momento del coqueteo bajando la mirada tras dos ínfimos segundos. También durante una clase es importante que el profesor haga saber a sus alumnos que se está refiriendo a ellos mientras habla, pero ¿por qué tiene que hacerme sentir que sólo está hablando conmigo? Y no es así, de hecho seguramente ve a cada uno durante un tiempo promedio, constante. Y yo, yo presto atención y lo veo, pero cuando su mirada se encuentra con la mía de inmediato llega el momento incómodo.
-¿Qué hago? ¿lo sigo viendo? ¿hago como si estuviera escribiendo? ¿me veo las uñas? ... No, no, va a saber que me intimida. Bueno, ok, ya, voy a voltear.
Y ahí me vence. ¡Coño, me venció! Batalla de mirada perdida.
Otro caso de una batalla de mirada perdida es el del chico que me gusta y no quiero que lo sepa. Al hablar con él definitivamente hay un tiempo límite. Tres segundos, uno más y se entera. Y él ahí tan tranquilo, podría pasar horas hablando conmigo, viéndome a los ojos y nada, no nervios, no pena.
Además de la regla universal para el sostenimiento de mirada debería existir una para el qué tan cerca se puede estar de una persona a la cual no se le tiene confianza. La llamaría la regla universal para la no invasión del espacio personal. Una cosa es saludar con un beso, otra es conversar con la cara a una disancia de cinco centímetros del otro. ¿Por qué? ¿por qué hay gente que se empeña en hacer eso? Yo no necesito saber cuántas pestañas tiene el otro ni que tomó café hace un rato (sí, el aliento a cinco centímetros de distancia puede ser perfectamente perceptible), y menos aún quiero que otra persona distinga los poros de mi cara ni que vea que no tengo sólo tres, sino siete lunares. Entonces yo me echo hacia atrás y esa persona vuelve a aproximarse a su lugar incómodo. Pasa algo parecido con el sobón, quien no debía aparecer aquí, pero es que el sobón aparece en todas partes, ¿por qué para llegar a algún lugar- y yo me encuentro en su camino - tiene que pasar sus dos manos por mi cintura? ... O sobarme desde el hombro hasta la mano, pasando toda su mano por mi brazo, ¿ah? Es que si es sobón y es tu pana igual te soba. Estás hablando con él y si sin darte cuenta, por alguna extraña razón, su mano reposa sobre tu pierna. O te saluda y en vez de sólo darte un beso te soba la parte posterior de la cabeza y después te abraza y te deja una larga sobadita en la espalda.
Es así, ¿qué se puede hacer con esto si no es reflexionar al respecto?