miércoles, 30 de junio de 2010

The way you make me feel...

No sé qué tiene esta canción de Michael Jackson. La verdad es que el tipo no me da ni frío ni calor, reconozco que su trabajo como artista fue excepcional y que hizo grandes aportes al mundo de la música y del baile, entre otras cosas... pero sinceramente, cuando murió no pensé que se trataba de una tragedia (y una vez más hablo de la muerte, no sé qué me pasa) ni me hice automáticamente miembro del club de fans. Lo que sí es que un amigo una vez me dijo que le prestara atención a esta canción en particular y le hice caso, ya la había escuchado antes pero nunca le había dado mucha importancia... Y se convirtió ahora en una de esas 'rolas' que escuho en la mañana mientras me visto antes de salir de casa y me pone de buen humor.

Aquí está el video... una fiesta de elementos ochentosos, de bailes interesantes, una mujer con una cara hermosa y una puesta en escena pícara y divertida en un set que parece tener como 20 metros cuadrados:

viernes, 18 de junio de 2010

Sobre la muerte de literatos.

Se fue Saramago, sí, el maravilloso escritor José Saramago. Tenía que morir, todos tenemos que hacerlo... y su muerte me ha dado la oportunidad para reflexionar sobre lo que significa que un personaje así se vaya del mundo.
Quiero hacer una comparación con Cortázar, quien aún tras haber tenido un gran éxito en vida con su obra Rayuela, fue aún más reconocido, fue aún más rico después de su muerte. Ha habido unas cuantas obras póstumas, papeles inesperados (como se titula su último libro que salió en 2009) que han sido encontrados y puestos a la orden de su asiduo público, y no sé por qué, pero es que cuando se lee a un muerto hay un algo especial que nos hace querer leerlo más y más. Como los músicos, una vez muertos, su música parece sonar mejor.
Algo distinto me ha pasado con Saramago, él fue como un autor clásico sin haber muerto, aún cuando sus obras eran de esta época. No he leído todo lo que escribió, o lo que ha escrito... porque estoy esperando eso que se tenía escondido, pero hubo dos libros que formaron parte de mis favoritos una vez empezados a leer. Se trata de Ensayo sobre la ceguera y Las intermitencias de la muerte.
Con Ensayo sobre la ceguera me pregunté una y otra vez cómo pudo argumentar esa historia. Cómo era que si yo me hacía una pregunta en mi papel de lectora escéptica, él la respondía unas líneas más allá. Una epidemia de ceguera, así no más. Ceguera que se contagia... ¿Cómo sería un mundo así? Saramago dio la respuesta.
Y Las intermitencias de la muerte. Imaginen un año en el que la muerte decide dejar de trabajar y que nadie se muera, ni los enfermos en el peor estado, ni los ancianos más viejos. Nada más que caos, lo peor del ser humano se deja ver cuando un país deja de enterrar a sus muertos y cuando justo un centímetro más allá de sus fronteras sigue funcionando con la misma regularidad de siempre el ciclo de la vida. Nos hace preguntarnos por qué le huimos tanto, nos hace entender que es absolutamente necesaria.
Justo ahora estaba leyendo otro, El hombre duplicado. Lo empecé hace una semana, ya pronto espero ver cómo el autor presenta su argumento bien armado sobre el hombre que tiene un doble, un tipo exactamente igual a él y no lo supo sino hasta su adultez.
Y ahora, ahora viene la parte tan rara en la que todos son fanáticos número uno de sus libros, y los compran todos en un solo tarjetazo en la librería, y no porque no los hayan leído, sino para refrescar la memoria. Ahora Saramago será más famoso que antes, de aquí a 10 años su cuenta seguirá creciendo. Es inevitable, así pasa con los artistas. Muchos que murieron en su pobreza no tienen ni idea de cuán valiosas son sus obras hoy día, como es el caso de Van Gogh.
Pues nada... señor José, espero por su obra póstuma para leerla, hacer la cola y dármelas de la fanática número uno.

jueves, 17 de junio de 2010

Una idea mañanera.

Quiero seguirte,
quiero verte y no verte...
quiero ir a donde vas o quedarme sin ti.

Quiero escribir
en forma de escalera...
y olvidar que existen más maneras.

sábado, 12 de junio de 2010

Give a shit.

Somehow i've managed to give a shit about it...

jueves, 10 de junio de 2010

¿Por qué no puedo tener un gato normal?

Un gato suele ser una buena mascota porque le gusta jugar, es cariñosa, come atún o jamón cuando se le acaba su gatarina, caza las cucarachas y demás animalitos indeseables, tiene un pelo suave y acariciable y tiene una barriga grandota ideal para sobar.
Joaquín, mi gato, no es nada de lo que dije anteriormente. Para empezar nunca jugó con ninguno de los juguetes que le compramos desde bebé, con lo único que disfruta jugar es con pitillos. Si come algo más que no sea su gatarina, así sea un miligramo de atún, vomita hasta la bilis, no es nada cariñoso (tengo que reconocer que sólo lo es conmigo y en momentos especiales), maúlla todas las noches incansablemete: "MAAAAAAAAAUAAAUUUAAAAUUU", tiene el pelo como malo, su aliento huele terrible y le teme a los insectos.
Ese es mi gato, pero es hermoso y lo amo. Es bueno no tener una mascota normal.

miércoles, 9 de junio de 2010

Una cuarta

Una cuarta es la distancia entre la cadera y la cintura. Y una cuarta marca la diferencia entre una década y otra, entre una tendencia de la moda y la que sigue... o la que le precede.

Recuerdo cuando por ahí por el 2000 se veía terrible si usabas algo a la cintura, todo tenía que ser súper a la cadera, mientras más bajito mejor. Se pusieron de moda los pantalones brasileros que de vaina y tenían cierre. Las faldas, los vestidos, todo se marcaba en las caderas, quizá por eso es que en esta década las mujeres enflojecieron sus músculos abdominales y a pesar de ser delgadas les promine (palabra quizá inventada que me siento en todo el derecho de usar porque este es mi blog) una ligera pancita que parece nacer de una raya horizontal por encima del vientre. También puede observarse un par de prominencias traserolaterales que dan la impresión que querían escapar del cuerpo y por no poder, se asomaron por los bordes de los pantalones apretados. Esto no es una constante en todas las mujeres, pero se ve, sí, se ve. No todas sentimos el profundo deseo de utilizar la ropa tan apretada que la piel tuviera que ceder y buscar su pripio cauce, como los ríos.

Ahora, en 2010 todo subió - de nuevo- una cuarta, ahora todo va a la cintura. Y debo reconocer que considero que se ve bien, y no entiendo por qué hace 10 años o menos me parecía una vergüenza total usar algo así. Nada de parecer que se tratara de ropa de los 90 u 80.

Una cuarta, 10 centímetros... la distancia de la moda.

lunes, 7 de junio de 2010

Mucho por decir.

En estos días quizá haya habido mucho por decir, pero poco ha sido escrito. En estos días he tenido mi cabeza en todos lados y en ninguna parte. He sentido grandes alegrías, he cumplido y evadido obligaciones, he tenido satisfacciones, he trabajado y he escrito a mano, he llorado y reído, he comido y bebido en compañía de seres especiales. He compartido con mis padres como desde hace algún tiempo no lo hacía. He estado triste, se me han alborotado las hormonas, boté un par de lágrimas que pudieron ser vistas por alguien que no fui yo misma frente al espejo... y todo por culpa de una vulnerabilidad femenina que quería salir porque la tengo como amaestrada, no la dejo exteriorizarse porque siento que todo es mental y que todo puede ser controlado con buenos pensamientos y energías. Pero me di cuenta de que no puede ser así todo el tiempo, no soy un aparatito electrónico con un switch de encendido y apagado. Y estuvo bien, me di mi día triste.

Ahora me doy mis días de enfrentar la responsabilidad y de manejar el tiempo. Debo escribir mucho y poco quiero. Es sólo una semana y es el fin... las energías, la inspiración, la capacidad de análisis y el empuje no sé de dónde los sacaré. Quizá de un poco de música inspiracional y de un poco de vino nocturno. Después de esto no queda más que el trabajo personal, el proyecto final de grado, nada más y nada menos... y utilizando la expresión en su sentido literal y no figurado.