Y empezó otro año!
Uno que sé que será mejor que el que acaba de pasar, que me enseñó mucho... pero ya estaba bueno, era necesario que se acabara.
Me alegró muchísimo recibir tantos mensajes de feliz año individualizados, con mi nombre en ellos... nada de esas cadenas que a mi parecer son tan... "me da flojera, copio y pego y cumplo con el compromiso". De igual manera los aprecio y los respondo con un mensaje personalizado... "Gracias X, feliz año para ti también... te quiero mucho (si es el caso)". También me gusta mucho ser de la lista de personas a las que alguien quiere llegar con sus palabras, que se toma el tiempo de escribir algo y lo envía a aquellos quienes recordó en el momento... muy bello eso.
Recibí palabras lindas, buenos deseos, abrazos virtuales, besos con sabores imaginarios, llamadas, tequieromuchos... y hasta una canción, una hermosa canción.
Así empiezo entonces mi 2010, con una sensación que me recorre el cuerpo (debe ser alegría) y con la tranquilidad de saberme querida. Con un sobrino inteligente, activo, bello, que no se cansa de reír ni de ser cariñoso. Con planes de viaje, de estudio y de realización de vida. Con la cabeza en alto, con ganas de leer y escribir... de ver buenas películas, de comer con moderación pero con disfrute... de volver al yoga, de empezar terapia de crecimiento personal (y quizá con un poco de ayuda, por qué no?), de conocer más y más música buena. Empiezo con ganas de aceptarme como la persona que me sé, respetarme y además con una emoción inmensa por amar el desastre que soy.
Ayer empecé a escribir para hacerle un cierre al 2009 y era tanto que no pude terminar... pero ya es un día nuevo y así se quedará el blog sin esa entrada. El hecho es que agradezco muchas cosas y desapruebo otras. Pero ahí está, ahí se quedó, en una cifra distinta a la que estoy viviendo desde hoy.
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