Fuimos a visitar el volcán Irazú... es muy bello, impresionante ver y saber que ahí, dentro de ese cráter hubo alguna vez actividad volcánica. Hacía mucho frio... y lo interesante es que si tocas la arena negra que hay ahí, te encuentras con que es caliente.
El recorrido para llegar al volcán me encantó... era un ambiente campestre, lleno de sembradíos, caballos, vacas, tractores... gente a la que le gritabas "eÉ!" y te saludaban con la mano... olía a cebolla, pero no era un olor desagradable, era cebolla recién cosechada.
Cuando entramos al volcán La Niña me dijo que fingiera acento tico porque nos cobrarían menos (no es tan corrupto como suena, ella casi que es tica, vive acá desde hace años) y me sentí tan falsa diciendo "gracias muchacha", no pude ni ver a los ojos a la chica... me sentía como mintiendo (qué tonta yo, no?).
Al salir fuimos a un sitio encantador... un sanatorio. Le dije a mi hermana que le mentiría a mis amigos y que les diría que era un manicomio abandonado para que sonara más creepy la historia, pero no, no puedo... es mejor decir la verdad, se trata de un sitio que en 1928 fue construido para albergar a los tuberculosos, y luego, después de algunas décadas pasó a ser un centro que servía de lugar de transición para los presos antes de reinsertarse en la sociedad. Al entrar un señor bien maleducadito nos dijo que no podíamos entrar porque no se aceptaba que la gente fuera a tomar fotografías con fines de lucro (llevábamos nuestras cámaras y además La Niña con todos los "juguetes", trípode, flash, un bolso con ropa para hacer fotos que fueran bien con la locación). Fue un momento bien tenso y desagradable, mi hermana regresó su indumentaria al carro, exceptuando la cámara, claro... y cuando íbamos a entrar al fin el señor nos dice "ya que están de mal genio mejor se van", ah? será posible eso, chi...? pues fue posible que lo dijera. Yo hablé con él, le dije que el que estaba de mal genio era él y que no podía ser que yo viniera desde Venezuela buscando este lugar interesante para tomar fotos personales y tuviera que regresarme a decir que la verdad me trataron muy mal y que el sitio no me gustó para nada; ahí bajó la guardia, nos pidió disculpas y nos dejó entrar... eso sí, cobrándonos 500 colones a cada una. En definitiva disfrutamos el momento, tomamos algunas fotos
y luego, al irnos, nos detuvimos en una praderita llena de flores amarillas para tomar más fotos.

y luego, al irnos, nos detuvimos en una praderita llena de flores amarillas para tomar más fotos.
En estos días me he sentido muy bien, me he reído mucho, me he sentido como en casa.
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