sábado, 10 de julio de 2010

Mis hermanos.

La vida me regaló el privilegio de venir al mundo y tener esperándome cuatro hermanos. Cuatro personas maravillosas que han contribuido a que yo sea quien soy 22 años después de haber nacido. Los amo a todos más allá de lo que pueda entender, son las únicas personas en el mundo que están "hechas" de lo mismo que yo, nuestra carne, nuestros huesos, nuestra sangre tienen el mismo código, y aún así somos todos tan diferentes. Tanto física como emocionalmente.
Con uno puedo hablar sobre mis dudas y planes, me da consejos, es el Pepe Grillo de los cinco. Con otro puedo reirme, hacer chistes, jugar y sentir que para él nunca dejaré de ser una niña... y él, a pesar de sus 36, siempre será un niño. Una de mis hermanas es particularmente especial, creo que debimos ser gemelas y ella, accidentalmente, nació sola, de manera que 12 años después vine yo a complementar su mitad y ya tenía yo mi mitad esperándome... nos comunicamos más allá de las palabras, es una relación hermosa y verdadera que trasciende fronteras. Tengo otra hermana a quien amo como al resto, quien es más cercana a mi en edad y a quien físicamente me parezco más...y aún, después de muchos años no logro identificarme con ella, no sé si soy yo, no sé si es ella, pero no somos compatibles. No logramos estar por mucho tiempo cerca sin discutir. Ella no me entiende, ella no sabe quién soy. Es como si para ella yo fuera una persona distinta a lo que soy para el resto del mundo, me menosprecia y no parece conocerme. Creo que no sabe que soy una persona amorosa y cariñosa, creo que no tiene ni idea de lo confidente que puedo llegar a ser, de lo afectiva y comprensiva... de lo paciente que soy. Sólo ve en mi a una persona amargada e intolerante... y es una lástima, porque no lo soy. Tolero sus malas caras y sus malos tratos, acepto su desorden hasta el punto en que ya no puedo callar y le pido que, por lo menos mis cosas, las mantenga tal cual como las ha encontrado. Es muy triste, me resulta muy triste que ella no sepa quién soy y que no aproveche todo lo bueno que puedo darle... odio el estado de negación en el que vive conmigo, quisiera abrirle los ojos y hacerle ver y comprender que no tengo malas intenciones, que no tengo por qué darle risa, que no soy ese individuo corto de mente que cree que soy. Ni soy una inmadura nada más por el hecho de tener sueños disparatados que me gusta contar.
Yo sólo le pido consideración con lo que es mío. Que si toma algo de mi, lo devuelva. Que no haga juicios de valor sin primero verse a sí misma y su actitud ante mi... que ese "pan de Dios" que es delante de otros, lo comparta conmigo.
Yo también le pido a alguna fuerza extraña del universo que nos acerce y nos de ese ingrediente especial para conectarnos en ese no-espacio, no-tiempo que tienen los hermanos en el mundo.
Sólo quiero que se preocupe alguna vez por conocerme... porque por más que me haya visto nacer, no tiene ni idea de quién carajo soy.

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